lunes, enero 19, 2009




Pie de fotos: Explosión de bombas de racimo y niños asesinados, por el ejército israelí


Todas las tragedias duelen, pero aquellas que son causadas por una flagrante injusticia mediante modos fascistas y criminales, como le ocurre al pueblo Palestino a causa de la brutal y continuada agresión de Israel, insisto, duelen doblemente. En este horizonte de muertos, heridos y destrucción, se mueve la palabra de Ana María Espinosa una palabra nacida de de un sentimiento lleno de humanidad que nos trasmite la fuerza necesaria para poder seguir denunciando este GENOCIDIO EN GAZA.



Ahí va, Antonio, es un poema de un breve poemario "Escombrera", en el que estoy, sobre el dolor de los niños en la guerra en Gaza:


I

Este corazón ha dejado de latir.
La palabra "brutal"
es como el escombro
el escombro es un lazo blanco
sobre el pelo de una niña
cuyo corazón no late.
Niña de tiza.
Estatua de escombrera.

II

La escuela, el hospital
qué tumbas son.
Menos que tumbas abiertas:
restos de cartillas, alfabetos
oxígeno para no respirar
ahogo.


III

En tu muerte
hubo muertes anteriores
vendetas, atrocidad.
Quién es inocente en la batalla.
Quién puso un lazo blanco
sobre tu pelo al amanecer.
Una luz roja
una luz negra
la estrella

Ana María Espinosa.

5 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Tomo nota, Ana.

Impone un silencio
para que hablen los desaparecidos
y una revuelta de sangre
manos palabras días
por otro futuro menos cruel
por una realidad desescombrada
de odios y negocios sucios
y maldita avaricia y genocida
fanatismo.

Un beset

Víktor

Julio Obeso González dijo...

Matar a un niño, mutilar a un niño, “dar” hambre a un niño: ¿Qué castigo o piedad debe otorgarse a quien rubrica con su nombre, con el nombre de un país, esa infamia? ¡Ah ya, que es la guerra y por lo tanto hay que decir “inevitable”! Lo pondremos en la lista del mal menor. Ahí también están el fin que justifica los medios, el olvido, los tres mundos, el horror, las desigualdades, el odio, las violaciones. ¡Estás tonta, Ana: ¿No ves que es la guerra? A ver, aaa veeer, repite conmigo el mantra de lo irremediable:
“Todo se compra y se vende. ¿Quién dijo que la vida era fácil? Las nanas de la cebolla son hostias en vinagre. Cada perro debe lamer sus heridas. Cuanto ocurre está escrito. Lo que no acontece forzosamente no debe estar. Haz a los demás lo que ellos te harían si no viviesen tan lejos, tan pobres, tan incultos. La locura siempre está de oferta. Matar es defensa propia o del ombligo. La televisión y los periódicos dicen verdades como puños, como hachas, como tanques anfibios, como bombarderos. No cambies nada que no esté dentro de tu bolso”
¿A que te sientes mejor? ¿Lo ves…? ¡Ay niña, niña! No salgas con el frío en la boca. No entres con lágrimas ajenas. Vacía tu sueño de escombreras.
Afortunadamente sé que no me harás caso porque tu corazón habla y nosotros necesitamos de esa voz. Gracias Ana.
Julio

Antonio Martínez i Ferrer dijo...

La voz de Ana escode las arterias heridas del niño, de los niños. Tiembla el verbo entre los dedos de nuestra amiga y nos reclama el grito de reveldía dentro de todos los amaneceres.

Un abrazo de combate a todos.

Antonio.

Antonio Martínez i Ferrer dijo...

En la nota anterior, un lapsus: reveldía por rebeldía, no puedo evitar el caer en brazos de la revolución con v, ante tanta infamia.

Antonio.

Ana María Espinosa dijo...

Víktor:
Debemos imponernos luto, reflexión hasta que no entendamos la palabra guerra.

Julio:
El mal nos rodea. Pero sí, mi querido amigo, la ternura de tus palabras hacen el milagro, un paréntesis entre tanto oscuro.

Antonio:
Da gusto encontrarse con personas tan alertas ante la injusticia, como tú, cuya vida ha sido una continua batalla contra la misma.
Te admiro Antonio porque no se queda sólo en palabras tu camino.