Pie de foto: Víctor Gómez leyendo poemas en Alicante.
El mundo real-irreal de Víctor nos trasporta a escenarios en donde el actor es espectador y viceversa. Un rumor mágico, escondido entre las bambalinas de las palabras, destruye las distancias i funde los opuestos en un solo elemento lleno de complicidad y ternura.
Antonio.
Pero si ahora imaginas
Pero si ahora imaginas un habla sin resaca, ese decir sin rencor, esa música que todos entienden sin letra, si imaginas en la tarde suscrita al gozo la escucha sin clausura, aplazada sin ganancia, morosa en el tacto y en la llama, en la llamada nuestra, roce y (re)conciliación, en el silencio, gracia desde otros, son de un poeta extranjero que domina su acallar, si ahora imaginas que la paz, la blanca luz derrotada, traspasa la tarde y colma una ciudad de relieve y sombra, una ciudad en vuelo, sabrás…
Sabrías que estamos a las puertas –incendiadas- de tu sueño una hecatombe insaciable de estorninos y manzanos, de cuervas y cuervos en círculo, de halcones y acebuchales en parodia de duelo.
En los tejados, también se vuelan páginas de un habla sin música, colores que se aligeran, felices de irse a ningún lugar, para ti y para los ciegos, de cuyo palacio sin muros, soy traidor y peregrino. Un reincidente, maldito y terco tahúr en su inútil merodeo
Viktor
El mundo real-irreal de Víctor nos trasporta a escenarios en donde el actor es espectador y viceversa. Un rumor mágico, escondido entre las bambalinas de las palabras, destruye las distancias i funde los opuestos en un solo elemento lleno de complicidad y ternura.
Antonio.
Pero si ahora imaginas
Pero si ahora imaginas un habla sin resaca, ese decir sin rencor, esa música que todos entienden sin letra, si imaginas en la tarde suscrita al gozo la escucha sin clausura, aplazada sin ganancia, morosa en el tacto y en la llama, en la llamada nuestra, roce y (re)conciliación, en el silencio, gracia desde otros, son de un poeta extranjero que domina su acallar, si ahora imaginas que la paz, la blanca luz derrotada, traspasa la tarde y colma una ciudad de relieve y sombra, una ciudad en vuelo, sabrás…
Sabrías que estamos a las puertas –incendiadas- de tu sueño una hecatombe insaciable de estorninos y manzanos, de cuervas y cuervos en círculo, de halcones y acebuchales en parodia de duelo.
En los tejados, también se vuelan páginas de un habla sin música, colores que se aligeran, felices de irse a ningún lugar, para ti y para los ciegos, de cuyo palacio sin muros, soy traidor y peregrino. Un reincidente, maldito y terco tahúr en su inútil merodeo
Viktor
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