domingo, enero 25, 2009


Pie de foto: David González en la presentación del libro El grito del oasis en Alzira.



La lectura de los poemas de El demonio te coma las orejas de David González, te sumergen en las vivencias y sentimientos de quien ha vivido esa experiencia de sufrimiento y marginalidad en primera persona, es por ello que desde su lectura, se siente en toda su profundidad tan terrible experiencia.

Lectura muy recomendada por su destacable singularidad en la poesía actual.


Del poemario

El demonio te coma las orejas.

LA VIRGINIDAD PRODUCE

cáncer,

vacúnate.

Son las primeras palabras que vas a leer
al entrar en la celda en la que vas a tirarte
los tres próximos días. El período,
como lo llaman aquí. Cinco palabras
dispuestas de esa forma, en ese orden concreto,
con la única intención de meterte el miedo
por el culo, acojonarte,
como si no lo estuvieras ya bastante.

Las han escrito en el tabique que separa
la taza del váter y el lavabo del resto de la celda.
La taza no tiene tapa. La cisterna no tiene
ni agua
ni cadena. El lavabo está sucio, y atascado,
y el resto de la celda, es precisamente eso:
resto, restos de la inmundicia
que te han dejado de recuerdo
otros que pasaron por aquí primero que tú:

mantas picajosas, llenas de pelos,

colillas,

periódicos atrasados

y revistas pornográficas,
con las páginas pegadas entre sí por escupitajos amarillentos
de semen reseco,

y además, en las paredes, en el techo, en la puerta,
por todas partes, escritas con la llama del mechero
o con el mango afilado de una cuchara,
cantidad de frases:

Odio y muerte a los maderos.

Prohibido escupir en el suelo.

No llores por no ver el sol
pues tus lágrimas te impedirán ver las estrellas1.

La virginidad produce

cáncer,

vacúnate.

Entonces te subes a la ventana (vete
acostumbrándote a llamarla por su nombre:
perlacha), te subes a la perlacha
y echas un vistazo al patio:

unos mendas disputan un partido de futbito;
otros dan vueltas, con las manos a la espalda,
como si todavía llevaran puestas las esposas;

otros están sentados, contándose milongas;
y hay uno que se apoya en la ventanilla del economato
y que va vestido con un traje de baño
de esos que imitan la piel de un leopardo.

La virginidad produce

cáncer,

vacúnate.

David González

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