viernes, diciembre 26, 2008


Pie de foto. David González, Luis Pons Mora, Manuel Osuna y Ana Pérez Cañamares de paella en La Barraca.

La profunda sensibilidad de Ana Pérez Cañamares y su poesía clara y contundente la sitúan entre las mejores poetas de la actualidad. La experiencia de su lectura es un acto que nos deja el sabor de escuchar una voz irrepetible.

MI PADRE SE LLAMABA DANIEL

Lo primero que pensé fue:
se ha muerto solo
(acompañar en la muerte
es el mejor bálsamo
para la culpa)

Lo segundo que pensé:
no me ha devuelto
mi última llamada
(nunca nos planteamos
que el deseo de independencia
también puede ser hereditario)

Lo tercero: ya no tengo padres
(y al mirar atrás descubrí
que hace ya mucho tiempo
que ninguna mano
sujeta la bici que monto)

Ahora no puedo dejar de pensar:
padre, yo no estoy muerta
pero también me pierdo muchas cosas.

Ya no estoy enfadada contigo.
Cada vez que te pienso
es domingo por la mañana.
Me llevas sobre los hombros
y yo sé que vas a invitarme
a un batido de chocolate
en el bar de la barra de zinc.
Después tu mano grande se abrirá
frente a mis ojos, y me mostrará el tesoro:
una chapa de mirinda y otra de pepsi.

Cuarenta años para descubrir
que allí estaba todo ya dicho.


Ana Pérez Cañamares.






2 comentarios:

dioni blasco dijo...

vaya fotaza y vaya poema.

Antonio Martínez i Ferrer dijo...

Mi querido Dioni, gracias por tus palabras. Espero que en el próximo encuentro estes tú también.

Un abrazo, Antonio.