Un niño armado con una piedra que lanzaba a un ejército ocupante a sido asesinado, por este ejercito, en un lugar llamado Gaza.
Salta la furia.
Océanos de fuego,
uñas sin límites
clavándose en la carne.
No sangra la arteria
sangra el universo,
pequeño, místico
-con la mirada de agua-
el niño muerto.
La madre con el hijo en sus brazos, ¿podrá entender tanta crueldad e indiferencia ante este crimen?.
El vientre vacío
pechos de leche
solos.
La muerte
pasea impune
en la quietud
de la mirada
inmóvil,
pequeño palestino
dormido ¡NO!
Asesinado.
Antonio Martínez i Ferrer.
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