Hombre en una encrucijada: Diego Rivera
Material
de derribo
José
Garés Crespo
THE HOUSE OF THE RISING SUN
«El llanto de
los funerales se mezcla
con el llanto
del recién nacido».
Tito Lucrecio Caro
Roto el pacto
del Sinaí, perdidas
las noches de
Rokha (¿dónde estabas, Neruda?),
cómo encontrar
la frontera entre sus muros
y nuestras
manos, si Caravaggio miraba
y Pink Floyd
dormía el caligrama de los sueños.
Muchos años
caminando y, aún hoy,
nos perdemos en
su bosque
y nos quedamos
absortos en sus ventanas,
nos ciegan sus
excesos,
sus miles de
espejos sucios
Tan humanos
fuimos.
Con sus
destellos, cuántos mundos huían
de los que
fuimos puertas.
Y ahora, no
sabemos qué posada,
qué descanso
ofrecían,
en qué estancia
pudimos ser huéspedes.
Aún así, después
de tantas lunas,
qué extraño,
saber de la soledad
que compartimos
tantos,
para llegar a la
meta sin atender al camino,
tratando de
subvertir el presente
y acomodarlo al
sendero que nos llevó
de ser héroes a
terminar como víctimas.
Hay días que
nacemos únicos,
tan solos que
nos asustan
los largos
descubiertos que adornan
nuestra corta
historia y nos aventamos,
solemnes, como
la mies en la era,
desenfadados,
como un obradoiro desierto,
como la corteza
de la miel del clan.
Cuando la luz se
apague y la ciudad caiga,
volverán áureas
bandas
y los vientos
del sur nos llevarán
a los tres
caminos con una sola puerta.
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