Contra el esmalte de un fondo rítmicobestias y ángulos, tonos y colores.
Paul Signac
ANTONIO ORIHUELA
PIEDRA, CORAZÓN DEL MUNDO
(Antología personal 1995-2000)
desfavorecidos.
M. W. APPLE, Ideología y currículo
A finales de los años sesenta
el FMI, el G7, la CIA y hasta Roberto Alcázar y Pedrín
avisaron a los tecnócratas franquistas del Opus Dei que
o enseñaban al pueblo a leer y escribir
o el despegue económico español se estrellaba en el mismo Barajas.
En los diez años siguientes
se construyeron en España más centros educativos
que en toda la historia del país,
y el primer objetivo,
que los curritos entraran por el aro del consumismo
sabiendo leer los prospectos,
se cumplió con éxito.
En todo aquel montaje,
el único atisbo de Nueva Pedagogía que recuerdo
era el posabrazos deslizable de la silla del profesor,
todo un invento,
todavía en buen uso a mediados de los ochenta.
Después llegaron los socialistas
y ajustaron la acción educativa a su concepción del hombre
y del mundo,
lo que en cristiano quería decir que como
ya sobraban más de la mitad de los que sabían leer y escribir
para ocupar lo que quedaba del mercado laboral,
había que transformar los viejos centros en disimuladas prisiones
para potenciales jóvenes delincuentes,
a los que a falta de ley de peligrosidad social
con que darles en las costillas,
se les aplicó la teoría de la moratoria social
con la que recluirlos hasta los 21 años,
sin más derechos que un Certificado de Estudios Primarios
cuando se les estuviera cerrando la barba.
En este nuevo tiempo
que parecía también destinado a durar mil años,
los profesores, convertidos en carceleros,
perdieron el gusto por enseñar
y de su antiguo estatus
sólo les quedó el regusto, durante los exámenes,
de verse convertidos, temporalmente, en jueces.
Esos días atravesaban los pasillos
más sonrientes que un policía por la DGS
después de firmar el parte de defunción
por ataque al corazón
de un sindicalista.
Era lo único que les quedaba,
aunque también en esto el ministerio había cogido las tijeras
y no aceptaba porcentajes inferiores al 60% de aprobados,
así que, en una farsa que se podía prolongar todo el curso,
se bajaban y subían los baremos
hasta que por fin se ajustaban a las previsiones oficiales.
En aquellos días,
también se puso fin al tirón de orejas
que habían dado al régimen para fabricarnos,
y comenzaron las especulaciones entre los conservadores de museos
para darnos trabajo, siquiera,
dentro de una vitrina del Museo de Ciencias Naturales,
con un letrero que certifique que fuimos
la generación de españoles mejor preparada de todos los tiempos
y además
sin distinción de clases.
2 comentarios:
ANTONIO,
Maestro –por supuesto como culmen literato- que le puedo decir; pues mire sí: tiene más razón que un santo.
Entre los oficios que ha recorrido mi dilapidada vida laboral, está el de maestra –entre otros lugares en las “1000 viviendas” de Alicante- y sé de primera mano lo que dice.
Por otro lado en mi relato “Blnadibú grana” plasmó otra de las verdades escritas: si eres hijo-a del proletariado más te vale trabajar e ir olvidando eso de la Universidad que tan bonito queda.
Resultado: un país con demasiados parados con “titulitis” y minúscula cantidad de obreros –que es un oficio pero que muy loable-.
No sé qué se hizo mal ni cuándo, pero ¡qué mal estamos!.
Muy bueno, besos, amigo,
Ann@ Genovés
ANTONIO,
Maestro –por supuesto como culmen literato- que le puedo decir; pues mire sí: tiene más razón que un santo.
Entre los oficios que ha recorrido mi dilapidada vida laboral, está el de maestra –entre otros lugares en las “1000 viviendas” de Alicante- y sé de primera mano lo que dice.
Por otro lado en mi relato “Blnadibú grana” plasmó otra de las verdades escritas: si eres hijo-a del proletariado más te vale trabajar e ir olvidando eso de la Universidad que tan bonito queda.
Resultado: un país con demasiados parados con “titulitis” y minúscula cantidad de obreros –que es un oficio pero que muy loable-.
No sé qué se hizo mal ni cuándo, pero ¡qué mal estamos!. Muy bueno, besos, amigo,
Ann@ Genovés
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