ENRIQUE FALCÓN
AMONAL
Y OTROS POEMAS
EL HOMBRE-CUCHARA
No hay casa de la infancia en su destilar del miedo,
apenas casa para nadie
ni recuerdo nunca albergue o río
sin nadie que lo acoja,
sin una gota de mundo que brame en sus mil huesos
por detrás de las hogueras.
Desconoce los pájaros,
su crepitar de nubes
–es el alarido–
apenas las caderas, sus camas
de vulva metálica y vibrante.
El hombre cuchara no existe
más que en su árbol, su quinta de temblor ciego,
desconoce el DDT y la pesca con arpón.
¿Nadie que lo visite o al estallar sus pulmones
con el frío de un nombre que pueda acogerle
en todo lo perdido, en todo lo que sabe:
seguir después luchando?
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