El enigma del deseo
Mi madre,
mi madre, mi madre:
Salvador Dali
Begoña
Abad
La
medida de mi madre
Mater
amábilis
Mi madre
no recuerda el nombre de su madre.
Ha
olvidado el camino de regreso a la vida,
no sabe
usar el peine, ni la cuchara,
se pone,
casi siempre, la chaqueta al revés
y revuelve
cajones en su memoria,
pero
siempre sonríe al escuchar mi nombre.
Mi madre
no recuerda si tuvo algún amante,
si ha
viajado muy lejos, si ha perdido algún tren,
dónde
están sus anillos, si alguna vez fue guapa,
que le
gustaba tanto el Chinchón y el café,
que las
letras unidas tienen significado
y que el
perro que amaba nos dejó ya hace un mes.
Mi madre
me recuerda, sin amargura,
lo que yo
he olvidado tan tontamente,
la oración
de su abuela que me dormía
las
canciones de cuna que me cantaba,
y unas
romanzas moras que, en letanía,
desgrana
mirando por la ventana.
Mi madre y
yo sujetamos recuerdos olvidados
como
podemos, a veces con dolor,
otras con
risas, siempre con esperanza.
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