La ventana: Concursante
david
gonzález
sparrings
en general son buena
gente.
klaus kinski.
piedras
me tiraban
piedras.
me tiraban
piedras
los de las
celdas de castigo.
el taruco.
el ricky.
el ramonín
y el chino.
me tiraban
piedras todos los días,
de dos a
cuatro de la tarde,
la hora de
la siesta.
piedras
no.
morrillos.
así de
grandes.
no sé por
qué lo hacían.
no sé por
qué las habían tomado conmigo.
que yo
recuerde, nunca les había hecho nada.
se agobiarían
en el patio, ellos solos, imagino.
yo estaba
acostado en la cama,
la primera
vez,
leyendo
the autobiography
of the public enemy number one de francia,
un
gángster al que se bajaron a balazos
en parís,
en pleno
centro,
en 1984,
cuando
salía de un taxi,
o de un
coche robado,
eso ya no
lo recuerdo.
la primera
piedra atravesó la ventana
y fue a
estrellarse contra la mampara
que
separaba el baño del resto de la celda.
los
cristales me cayeron todos encima.
conservo
un recuerdo:
media luna
en forma de cicatriz.
cuando la
ventana se quedó sin cristales,
los de las
celdas de castigo
se
turnaban entre ellos para auparse a la repisa,
agarrarse
con una mano a los barrotes
y tirarme
las piedras con la otra.
piedras
no.
morrillos.
así de
grandes.
yo me
refugiaba detrás de la mampara
que
separaba el tigre del resto del chabolo.
en el
resto del chupano
se iban
amontonando los pedruscos,
yo ya ni
me molestaba en sacarlos fuera.
conseguí
tablas de madera
y clavos,
y clavé
las tablas al marco de la ventana.
las
arrancaron.
desde que
salí de la cárcel
he
procurado vivir siempre
a más de 5
pisos de altura,
de 4 por
lo menos,
y cuando
eso no ha sido posible
y no me ha
quedado otro remedio
que vivir
por debajo de esa altura,
las
persianas de mi casa
han permanecido
bajadas
las 24
horas
del día.
1 comentario:
Gracias, Maestro.
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