sábado, mayo 25, 2013

ÁNGEL CALLE



 Espejismo: Cati Oliver


Utopistas y Desutópatas
Noviembre 2008, Encinarejo, Córdoba
ÁNGEL CALLE

LA HUMANIDAD DE LOS DESIERTOS

En los desiertos
totalidad e intimidad se confunden
en cualquiera de sus granos de arena.

El desierto es así
no admite sombras ni simas
pues es esencial como el agua
como la vida o como la muerte.

No hay manos suficientes para detener
sus milenarios movimientos
ni aguja ni hilo que puedan
zurcir una montaña en él.

El hombre efímero lo olvidó.
Los montoncitos de arena que retiene en su mano
le hacen pensar que él puede ser
gestor del desierto y de su tiempo.

El desierto no pestañea.
Pero el pulso del hombre temblará algún día
y también el del siguiente hombre.

El desierto
así de callado e insignificante
es un torrencial grito de vida
una forma de esperanza constante
que puede desdibujarse en un instante
pero nunca perecer en él.


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