domingo, julio 26, 2009


Desesperación: Matías Sánchez


Los barrios invisibles 9


LOS INVISIBLES I

De no ver lo que deseo ver –prematura mirada sobre el mirar que se repliega en su afán de claridad no os veo. Ojo inútil, vago. Soy yo quien no soy en vuestro espacio y ni mirarme es por ninguno, alguien. Tangente a lo visto. Apartados puntos se dispersan, discuten, discrepan, hacen sombra y se asombran sin rozarse, huyen, caen. El oro se extrae de unas muelas ateridas. Duele. Torpeza mía, sólo mirar lo visto. El otro se exprime de unas suelas de plata. Sin anestesia duele. Anduvo siglos perdido en la fangosa nada. Anduvo sin destino sobre su sombra y la montaña. El hueso de su pie brillaba. No supo hasta que se lo amputaron que era el hueso del pie suyo la plata de los bastones y la manivela y el cubierto y la medalla. Fue la muela cariada a un cubo de aluminio. Utensilios que no dejan entrever. Inútil mirarlos para ahora hacer recuento de las pérdidas. No se perdieron pies, sendas, destinos. Se perdió todo un Continente. Se exterminó el azul platinir y la serena lentitud del tiempo blanco. Columnas de humo. Después la fundición. No la vieron –se dibujaba a golpes y ruidos- hasta que les tapó el horizonte. Ahora, de no ver lo que deseo ver no os veo. Pero sois vosotros los que estáis. Os lo dice un muerto y su prole. Nos lo dicen tantos y más que aún como las extracciones del dentista se hicieron cúmulo en los basurales sin dirección –estridente mezcla de invisibles artilugios e insanos artefactos.

Viktor Gómez

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