Composición: Mario Sironi
Antonio
Rodríguez Alarcón
Del
libro inédito “Banderas del tedio”
HAY GENTE
Hay gente
que desaparece en silencio, sin despedirse
en la
esquela del diario local. Gente que cierra los ojos
contra la
pared sin ayuda alguna y sin ser reconfortada
con la
bendición de Su Santidad. Sin nadie al lado,
si acaso el
perro que le acompañara con fidelidad
suicida, que
comiera de su plato y lamiera de su pena.
Hay gente
que planta su tienda de cartón a la boca sucia
y carcomida
del metro o en parques abandonados
donde no
llega la linterna nerviosa del vigilante
o la tijera
del jardinero. Su almohada es un saco de ropa
sucia que
vistieron otros y su esperanza
una ducha
caliente y la muda limpia sobre la cama.
Hay gente
que frecuenta comedores ajenos
con la
vergüenza golpeando en el rostro o se procura
la cena en
los contenedores de la abundancia al pie
del
supermercado. La devoran en su escondite
sin mirar
fechas ni códigos de barras. Sin comprobar
el ticket de
compra. Sin acidez de estómago.
Hay gente
que hila ovillos de cobre apartando la cáscara
plástica o
amontona gavillas de cartón ondulado
para
devolverlo a su origen. Cazatesoros en un mar
de
desesperación cuando la ciudad duerme, sin permiso
ni licencia
fiscal. Gente que nunca recibió de lustrosas
manos la
medalla a la conservación del medio ambiente.
Hay gente
que se encierra en la cámara acorazada
del cajero
automático para ser de mañana
los primeros
de la cola. Prisioneros de la cuenta
bancaria
huyendo, dicen, del frío o la inseguridad.
Gente con
miedo a que alguien, bien educado pero falto
de aliciente
o diversión quiera romperles el sueño.
Hay gente
que escupe descarada al frente, enseñando
su
muestrario de caries o se hurga con la navaja las uñas
ennegrecidas
como si limpiara pescado. Que ignora
las normas
de urbanidad o que nunca fue al dentista
ni se hizo
la manicura. Gente que ni sigue la bolsa
ni los
vaivenes del euribor, que no aparece en internet.
Hay gente
como tú y como yo que resiste el dolor
sin
quejarse, que engulle infortunios y soledades
cual
faquires de la escasez. Gente escondida que sale
a deshoras
para no molestar. Con la cabeza baja rehuyen
nuestra
mirada o evitan el encuentro. Gente como tú
o como yo,
incluso peor, que nunca recibió un abrazo.
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