Composición con fondo
azul :Oscar Dominguez
David Benedicte
MARY CHRISTMAS
TE
redescubriré ayer,
mi dulce Mary Christmas,
en un verso
sucio, oblicuo,
desesperanzado.
Seré como uno de esos soles que,
chincheteados
en mitad del cielo
por una
brisa niñaniño,
sinalefan
sus resacas amarillas,
arcada tras
arcada
y al borde
menos borde
de un sádico
estrambote.
Lo siento.
Lo siento
mucho.
Maté, por
desamor,
al payaso
del McDonald’s.
A partir de
entonces soy yo
yo, yo mismo
quien engorda
a mis
lunáticos mocosos.
Entusiastas,
maleducados.
Rosas,
grises. Envenenados
por culpa de
un McMenú malva.
Oh,
Mary Christmas, mi amada:
habitaré en tus
entrañas,
omnipresente
e inopinado
cual
guisante
en medio
de una
menestra
de verduras
mustias.
Creí en Ti,
únicamente,
Madre
Redentora
de todos mis
pecados
que son
ramajes
y nubes
confundidos
en ese
rincón isósceles,
triangulodelasbermudas,
rosetón
gótico e incandescente,
que es tu se
xo.
¡Oh, mi Mary!, ¡oh, mi Christmas!, ¡oh, mi ama!,
ceñida a mi
cintura,
tus largos
tacones me dejan llagas
que no
cicatrizan nunca.
Entretanto,
fiera Mary
Christmas,
soberana,
madame, señora,
erudita en
sadismo, yo te canto:
Pasión.
Dolor. Congoja,
Eso es de lo
que parto.
Adoro el dolor.
Paladeo el
dolor.
Lo disfruto
como una
lengua
áspera
que me lame
el cuerpo.
Otro golpe.
Esta vez sí,
noto una
gota
derramándose
hasta mi
boca.
Si tú,
tan fiel a
mí como a tu pintauñas,
fueras de
nuevo mi calvario,
me
estrangularías
en un lavabo
de porcelana
con tus
rulos puestos
mientras yo,
sí, yo
mismo,
sucumbiría
calvo de tan serio;
pero espero
en vano,
y, banal,
sudo.
Hasta anoche te llamabas Mary Christmas
y hoy eres
Catástrofe de Masoquistas.
Tienes que dejar
el pasado
en el
pasado.
Los inviernos
te
embellecen.
Oye una cosa
terrible,
Mary
Christmas:
en tres días
seré fusilado
por los
latidos
de tu
látigo.
Yo mismo
me lo he
buscado
Morir, así,
a los 40
años,
¡qué
vergüenza!
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