Begoña
Abad
Kilómetros
arriba, kilómetros abajo,
dos mil he
tenido que recorrer
para abrir
otras puertas.
Había abierto
todas las de alrededor
y no quería
quedarme sin trabajo,
soy portera,
mujer, sin
oficio, entrada en años y sola,
el paro me
asusta.
Así es que he
viajado en busca
de muchas
puertas nuevas que abrir
y aquí regreso,
cargada, feliz,
con mucho peso,
es verdad,
que me dobla la
espalda
(me la doblaron
antes con dolor)
como se dobla sobre el surco para la
siembra.
Volveré a
enderezarme, seguro,
a pesar de
tener hernias discales
en el alma de
olivo
de la que estoy
hecha.
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