Escena
Tahitiana Pastoral: Eugène
Henri Paul Gauguin
Orilla del tiempo
Antonio Crespo Massieu
POEMA
OROPÉNDOLA (CON PERRO FIEL) PARA RENÉ
CHAR
Habitaba la noche y
avanzaba
río arriba buscando
siempre
la tierra el destino
arcilloso
de la carne sin
abdicar la luz
ni el grito ni el
espanto.
Nuestro.
Hermanado entre la
mies
en la hiriente
vigilia como
un grito de amor
entre viñedos.
Sabía. Había
conocido
el naufragio de
fuego y ceniza
las ruinas la herida
abierta
del inocente
cascadas muertas
río abajo la oración
petrificada
en las aldeas de
Luberon.
Vio la luz
infinita de la persistencia
el círculo de la vela ya rescoldo
de sentido relámpago
de exactitud
terca y tersa
fidelidad a la noche.
Conoció la asombrosa
vigilia del perro
como la única
certeza del delirio
piedad de orejas
tiesas sin sonrisa
jadeante inmóvil
como ojo abierto
a la esperanza del
despertar.
Amó la tierra como
un dios distraído
ofrecido al sol
pedestal roto entre
los pedregales
paraje inexcusable
morada ardiente
viento de escarcha.
Sonreía como un dios
bajo el sol de
Provenza
Y rescató un día
oropéndolas
y palabras de dorado
plumaje
acompañaron en su
vuelo
la vigilia del
insomne
Y engañó el poeta al
pájaro de la vida
y salieron por el
aire con el negro pico
rezumando leche
satisfechas y libres.
Así
con las alas doradas
de la noche
todo se restaura
bajo el sol de julio
en la Provenza.
Como si volar
fuera una palabra o
un gesto.
Y nos requiere lo
inexplicable
como una deuda sin
certeza
ni consuelo.
Nos espera en la
rama
Como palabra o vuelo
o silencio.
Como una oropéndola
satisfecha
volando bajo el
cielo de Provenza.
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