Arrabal de grandes penas: Georges Rouault
Canción del obrero asalariado.
Antonio Martínez i Ferrer
Yo sé que mi trabajo es para el amo.
Yo sé que soy una mercancía.
Yo sé que soy un código de barras.
Yo sé que vivo apilado en el
mostrador de un mercado.
Yo sé que me venden y compran
sin preguntarme.
Yo sé que soy un súbdito.
Yo sé que los que mandan
son mangantes y corruptos.
Pero esta noche he soñado
que hacíamos una revolución
y
que no había esclavos
que el fruto del trabajo era de todos
que nadie se enriquecía con el trabajo ajeno
que me conocían por mi nombre y apellidos
que era un ser humano y no una mercancía
que en los mercados sólo se vendían
frutas y verduras
que no había amos
que nos gobernábamos
que la palabra finanzas no existía
que las bolsas sólo eran de papel
…a las 6 de la mañana
sonó el despertador
y
decidí
quedarme
a vivir en el sueño.
3 comentarios:
Antonio,
Una utopía maravillosa. Cuando sueñe algo semejante, me quedaré en la cama y no querré levantarme.
La lucha es imprescindible si queremos que nuestra canción se escuche; yo tampoco deseo ser un código de barras, tengo suficiente con saber que tengo caducidad.
Es una caducidad de ser humano, de persona que piensa y habla, no de mercancía para vender, robar o esclavizar.
Magistral, besos,
Ann@ Genovés
Antonio,
Una utopía maravillosa. Cuando sueñe algo semejante, me quedaré en la cama y no querré levantarme.
La lucha es imprescindible si queremos que nuestra canción se escuche; yo tampoco deseo ser un código de barras, tengo suficiente con saber que tengo caducidad. Es una caducidad de ser humano, de persona que piensa y habla, no de mercancía para vender o robar.
Magistral, besos,
Ann@ Genovés
Estimada amiga, tus comentarios son muy entrañables y nos reconfortan para continuar en la lucha hacia la realización de ese sueño humanista que justifica nuestra fugaz existencia. Antonio.
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