El circo: Maurice de Vlaminch
Begoña Abad
La
guerra y el horror comienzan
con
un júbilo que se silencia
ante
una masa de escombros terroristas
donde
acaban de sepultarse las ilusiones
y
dos muertos extranjeros.
Alguien
siente que ha ganado la baza
y
alguien da fin a un pulso derrotado de antemano.
Alguien
conspira en despachos de lujo,
alguien
se frota las manos,
las
mismas manos que estrecharán
las
manos de las madres de los muertos
mientras
lamentan lo ocurrido
con
un tono hueco,
igual
que el eco de las palabras
dentro
de un tronco podrido.
1 comentario:
Begoña y Antonio,
Un poema duro y sentido. Te llega al corazón –como un dardo que se clava en la diana- Palabras sabias, repletas de verdades…
Los adinerados que se embriagan de la miseria de los asalariados y después echan sus despojos al vertedero más próximo.
Muy buena
Un abrazo,
Publicar un comentario