En estos días hemos presenciado los comportamientos brutales de la policía de Barcelona reprimiendo las manifestaciones de la oposición estudiantil a Los Acuerdos de Bolonia, por desgracia tales hechos se repiten en otras circunstancias, convirtiendo en muchos casos a la policía en causante de la alteración del “orden público” en lugar de propiciarlo.
Hace unos días, un entrañable amigo, desde otra parte de España me contaba lo que le ocurrió a el y a un amigo al regresar a casa por la noche.
El amigo.
Delante, la caña de cerveza
la mano temblorosa rodea el vaso
¡mierda! ¡mierda! ¡mierda!
y atropelladamente salen las palabras
saltando furiosas y dolidas.
Que hijo de puta,
¡mierda! ¡mierda!
Y mi amigo
seguía hablando nervioso
mientras el vaso temblaba en su mano.
Si Antonio
si
aquellos “maderos” nos pararon y
comenzaron a insultarnos.
Pero oiga -decía yo-
pero que pasa.
Tú cállate melenudo de mierda.
Que nos vamos a casa -repetí-.
Saca tu documentación ¡coño!
Solo soy un poeta
que ha salido a tomar unas cañas.
Cállate poeta de mierda,
cállate poeta de mierda –repitió-
te vas a acordar melenudo.
Te juro Antonio
que pensaba que me iba a pegar un tiro,
¡cojones! que mal lo pase,
de verdad que temí
que me pegara un tiro
aquel bestia.
Hace unos días, un entrañable amigo, desde otra parte de España me contaba lo que le ocurrió a el y a un amigo al regresar a casa por la noche.
El amigo.
Delante, la caña de cerveza
la mano temblorosa rodea el vaso
¡mierda! ¡mierda! ¡mierda!
y atropelladamente salen las palabras
saltando furiosas y dolidas.
Que hijo de puta,
¡mierda! ¡mierda!
Y mi amigo
seguía hablando nervioso
mientras el vaso temblaba en su mano.
Si Antonio
si
aquellos “maderos” nos pararon y
comenzaron a insultarnos.
Pero oiga -decía yo-
pero que pasa.
Tú cállate melenudo de mierda.
Que nos vamos a casa -repetí-.
Saca tu documentación ¡coño!
Solo soy un poeta
que ha salido a tomar unas cañas.
Cállate poeta de mierda,
cállate poeta de mierda –repitió-
te vas a acordar melenudo.
Te juro Antonio
que pensaba que me iba a pegar un tiro,
¡cojones! que mal lo pase,
de verdad que temí
que me pegara un tiro
aquel bestia.
Mis recuerdos se hicieron presentes
y recordé los 60-70-80,
¡pon las manos encima del coche, coño!
Los cacheos,
los cállate jipi de mierda,
ya te daré yo melenudo,
comunista de mierda,
los empujones,
los insultos,
los entra en el retrete y desnúdate,
y pensé,
no habrá pasado el tiempo.
Mientras, sufría por el mal rato
que pasaba mi amigo.
Antonio Martínez i Ferrer
y recordé los 60-70-80,
¡pon las manos encima del coche, coño!
Los cacheos,
los cállate jipi de mierda,
ya te daré yo melenudo,
comunista de mierda,
los empujones,
los insultos,
los entra en el retrete y desnúdate,
y pensé,
no habrá pasado el tiempo.
Mientras, sufría por el mal rato
que pasaba mi amigo.
Antonio Martínez i Ferrer
6 comentarios:
buen poema para una cruda realidad
un abrazo antonio
gran poema, antonio, querido amigo... la realidad policial es así: siempre al servicio de los poderosos, nunca de los humildes... y todo por unas migajas... cuando le pegan a una mujer embarazada en una manifestación siempre me pregunto si no piensan en que esa mujer podría ser la suya o que podría ser su propia madre o su hermana... pero si de algo estoy seguro es de una cosa: tarde o temprano la vida les devolverá todos y cada uno de los golpes que ellos hayan propinado a los demás... la putada es que no estar allí para verlo... me enrollo: gracias por este gran poema, querido amigo.
Queridos David y Dioni, es evidente que estamos viviendo dentro de una sociedad que tiene las estructuras represivas adecuadas para mantener a ralla a todos los elementos que se enfrentan al sistema y que solo en el socialismo en libertad se podrá superar esta situación y vivir en una sociedad mas justa y solidaria.
Un abrazo, Antonio.
A mí no me parece muy buen poema, pero sí que me parece acertado reflejo de esa grandísima mierda que es la violencia y el absuso de autoridad. Un abrazo.
...abuso, no absuso
De eso se trata mi querido Adolfo, de que el poema este vivo, pienso que la grandeza de la poesía es que establezca vínculos y complicidades entre el que escribe, la realidad y el que lee.
Un abrazo, Antonio.
Publicar un comentario