El hambre y el miedo están en sus miradas
840.000.000 -ochocientos cuarenta millones-, según la ONU no tienen para comer. En un año la cifra ha aumentado en 40.000.000 –cuarenta millones-.
¿No son motivos suficientes para la rebelión contra el sistema?
un pedazo de pan
la huella dorada sangra
olvidado
el sarmiento espera
encogido entre las piedras
tras la ranura del beneficio
el trozo de pan
se desvanece
en migajas
de esperma salado
que araña los horizonte del trigo
negociados de raíces ausentes
guardan
la harina de los sueños
que esperan las miradas
al lado
todos los grito se alzan
con las manos abiertas
mientras
el olor de las espigas
ignora
los temblores
en el vacío de las tripas
¡los días se llaman hambre!
antonio martínez i ferrer
¡HAMBRIENTOS DEL MUNDO UNIOS!
Levantaos contra el sistema que os mata de hambre
y comed y dad de comer a vuestros hijos.
un pedazo de pan
la huella dorada sangra
olvidado
el sarmiento espera
encogido entre las piedras
tras la ranura del beneficio
el trozo de pan
se desvanece
en migajas
de esperma salado
que araña los horizonte del trigo
negociados de raíces ausentes
guardan
la harina de los sueños
que esperan las miradas
al lado
todos los grito se alzan
con las manos abiertas
mientras
el olor de las espigas
ignora
los temblores
en el vacío de las tripas
¡los días se llaman hambre!
antonio martínez i ferrer
¡HAMBRIENTOS DEL MUNDO UNIOS!
Levantaos contra el sistema que os mata de hambre
y comed y dad de comer a vuestros hijos.
2 comentarios:
Sí Antonio, debería ser motivo suficiente, pero me temo que cuando el amo se desdibuja en los discursos políticos, el hambre no da lugar a una praxis, sino más bien a una lucha terrible entre los más débiles.
Aún así, seguirá siendo valioso que desde la poesía misma se recuerde que el hambre no es una fatalidad, sino resultante de un sistema injusto.
Un abrazo,
Arturo
La tragedia es que no se puede señalar amo-hombre, si así fuese sería fácil, (muerto el perro se acabó la rabia). La cuestión es que es un sistema económico determinado y una ideología con su escala de valores, simplificando, los responsables de la situación y más trágico si cabe es que esos valores se reproducen y actúan en los mismos colectivos humanos que los sufren.
Bueno mí querido amigo Arturo seguiremos, cuando menos, alzando la voz ante ello.
Un abrazo, Antonio.
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