Pie de foto: Matías Escalera, Antonio Martínez y Víctor Gómez
La poesía de Matías Escalera es sorprendente tanto en el mensaje como en la estética. Concreto en el lenguaje, en todo momento directo y claro, para llevarnos hacia sus convicciones y todo ello a través de un estilo que utiliza el mínimo de signos y una estética peculiar que nos sitúa ante un extraordinario poeta.
TIPOS PELIGROSOS
No sé quién tiene más peligro si un poeta viscosamente bienintencionado
Que habla de la burguesía (y de la conciencia escindida)
Que no admite (por supuesto: pues él/ella no está
escindido/escindida) responsabilidad alguna
En lo de los niños/con/moscas (literalmente) Que confunde
Supervivencia con felicidad
O que habla de la basura del mundo a la basura del mundo
(justo) Al lado de la basura del mundo (sin verla: ni olerla)
Sin que se le caigan los anillos
O un hortera de clase media al volante de un cuatro por cuatro
Al menos el hortera con todoterreno resulta –hasta cierto punto– inocuo
A la poesía (aunque no a las aceras) Y no habla de conciencia escindida
Y huele la basura del mundo (la reconoce: cuando está
ante la basura del mundo)
Hay especímenes (no obstante) más peligrosos: ciertos editores cínicos
De izquierda (en el peor de los sentidos de ambas palabras)
O esa gente guapa madrileña
Que luego de asistir al Reina Sofía se va a una terraza
De Lavapiés (entre la basura del mundo: tan indiferente a la poesía)
O aún peor: quien habla de los poetas bienintencionados
Con tan mala baba (creyéndose por ello –sin más– gracioso: inteligente
y conspicuo: como el editor cínico
de izquierda: en el peor de los sentidos de ambas palabras)
Matías Escalera Cordero
La poesía de Matías Escalera es sorprendente tanto en el mensaje como en la estética. Concreto en el lenguaje, en todo momento directo y claro, para llevarnos hacia sus convicciones y todo ello a través de un estilo que utiliza el mínimo de signos y una estética peculiar que nos sitúa ante un extraordinario poeta.
TIPOS PELIGROSOS
No sé quién tiene más peligro si un poeta viscosamente bienintencionado
Que habla de la burguesía (y de la conciencia escindida)
Que no admite (por supuesto: pues él/ella no está
escindido/escindida) responsabilidad alguna
En lo de los niños/con/moscas (literalmente) Que confunde
Supervivencia con felicidad
O que habla de la basura del mundo a la basura del mundo
(justo) Al lado de la basura del mundo (sin verla: ni olerla)
Sin que se le caigan los anillos
O un hortera de clase media al volante de un cuatro por cuatro
Al menos el hortera con todoterreno resulta –hasta cierto punto– inocuo
A la poesía (aunque no a las aceras) Y no habla de conciencia escindida
Y huele la basura del mundo (la reconoce: cuando está
ante la basura del mundo)
Hay especímenes (no obstante) más peligrosos: ciertos editores cínicos
De izquierda (en el peor de los sentidos de ambas palabras)
O esa gente guapa madrileña
Que luego de asistir al Reina Sofía se va a una terraza
De Lavapiés (entre la basura del mundo: tan indiferente a la poesía)
O aún peor: quien habla de los poetas bienintencionados
Con tan mala baba (creyéndose por ello –sin más– gracioso: inteligente
y conspicuo: como el editor cínico
de izquierda: en el peor de los sentidos de ambas palabras)
Matías Escalera Cordero
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