jueves, febrero 19, 2009


Pie de foto: Quique Falcón y su compañera, Viktor Gómez y yo.


Desde la perversión de la historia, en su constante destrucción del otro, el hambre es la riada constante que vulnera todos los márgenes y como bien dice Viktor , siempre a medio comer/con hambre, anda media humanidad con los bolsillos llenos de niños y ancianos hambrientos sin esperanza de que los suyos les puedan alimentar.

Un poemario lleno de gritos con vocación de pregonero para las conciencias.



Del libro Los barrios invisibles

Viktor Gómez


La luz misma desfallece / de tanto ver el hambre / como testigo maldito /
pasando / de la madre al hijo, /del hijo a la tierra / de la tierra al fruto exánime.
Laura Giordani, del poema “Hambre”


LAS MIGAJAS (del insomnio)


Las migajas del desperdicio.
Ése fue el postre
a una media jornada de errancia
invisible por la ciudad sin casas.
Mejor estar despierto
cuando llegue la noche con sus sicarios.
Mejor estar en la alberca
despierto a base de frío y miedo.
Así son los siete lunes de la semana,
siempre empezando,
siempre a punto de medio comer,
con hambre
que ya sólo sabe decirnos del ahora
y la invisibilidad.
¿Crees que esto es un poema?
Sabes que no.
Aquí ni se beben rimas, ni se comen
metáforas, ni se aliñan
tropos, metonimias, sinestesias.
El sol es sol, quema, no deja distinguir
relieves, ciega, asusta nubes.
El polvo es polvo, cubre la ropa vieja,
el plato vacío, la mirada en la pared
de barro.
El silencio es silencio, aguarda y tiembla:
nada bueno espera y sabe que puede ser eterno.

Viktor Gomez

2 comentarios:

Mónica Angelino dijo...

Es un gran poema, viktor, triste, terrible, duro, conmovedor y gran poema.
Abrazo.
Mónica

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Abrazote, Monica. En complicidad y en resistencia.

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