Sin título:
Juan Mieg
Arturo
Borra
Anotaciones
en el margen
(2005)
El temor de los colonizadores
Errar por los pasillos de las ciudades seniles que
celebran y enfurecen/ como quien está afuera/ si es que hay afuera/ ahora que está todo dentro/ si es que alguna
vez dejé de estar alimentando las tumbas y montando las pajareras que me
confinan. Si me erigí/ animal bípedo/ fue para escapar/ correr en la estepa/ buscar abrigo en alguna
parte.
Errar dentro entonces/ en la vera de afuera/ aunque
quiera entrar/ y deba todos los saldos y sólo pueda asomarme por el ventiluz para espiar mesas satisfechas.
Seguiré el deber
metropolitano que me entrampa con su metro/ trazando una cuadrícula en la que no figuro -así se tacha también y ya verán cuán bárbaros pueden ser cuando les
incrusten un metal en la boca.
Es que quiero gozar de los que gozan sin reticencias/
acechar a mis ejecutores -quiero esta vez reventarles la sonrisa/ abrirles el
estómago prominente/
arrebatarles los fajos que acumularon en los archipiélagos a los que no podré ir. Arrancaré sus entrañas y su dulce pastar.
Puede que entonces haya otro testimonio/ del otro lado.
¿Por qué siempre somos los
testimoniantes/ por qué los otros siempre intérpretes?
¿Por qué formamos los eternos
diseccionados en el museo de la Historia?
Quizás ya no podrá haber festejos entre muros. Esta vez seremos los invasores que
colonizan su patria excelsa. (Diré que la lección es que no hay ninguna/ que antaño también hubo pregones educativos esgrimiendo palos para estos animalitos de
todos los hemisferios. Escuchen cómo cimbran las varas/ cómo ladran las hembras/ cómo aprenden a callar de una vez/ al final). También puedo construir una casa onerosa
con cerámica mudéjar/ miren los ventanales/ qué amplitud de vista/ las puertas/ qué cerrojos -miren las habitaciones/ qué mujeres tan modélicas/ esculpidas con sus tetas de plástico y su colágeno de labios que sonríen a los marranos forrados de plata/ miren/ damas y caballeros este
espectáculo circense/ este
festival zoológico -miren cómo la cocina entibia manjares mediterráneos/ cómo el crudo se hace en la salina -miren y no dejen de mirar estos
hombres inalámbricos/ los mercedes que los manejan/ las terrazas hipotecadas que
dan al mar -otro mar que nos lleva en una patera a los confines de los que
proviene su holgura/ esa que alimenta la caldera de lo fungible. Y sepan que
nuestra pócima no será un elixir pero tendrá algo de alquimia para esta tierra seca -miren leones/ miren vacas/
miren machos cabríos cómo el palo educa/ cómo la dentellada civiliza.
Arrancaré los adornos de los brazos/ el cuello de diamante/ los dedos
contabilizando su derroche -miren que aquí también se incendia la sangre/ que en cualquier parte duele el dolor/ y se
puede colonizar a martillazos y puede haber frío y fuego que pernocta en una biblioteca que nadie lee.
Pero no se asusten/ ya sé que es una broma pesada/ un mal chiste que previenen llamando a papá para que barra el trabajo sucio
debajo de la alfombra y esconda a la rumana en el cuarto de planchado. Ya sé que no es para tanto/ que
alcanza con alambrar y no es que dude de este orden tan prolijo/ faltaría más/ si agradezco que no me
devuelvan al desierto -es sólo un mal sueño/ una pesadilla de lo que quisiera pero no puedo.
Un mal sueño/ eso es todo.
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