Galgos: Mateo Hernández
Antonio
Crespo Massieu
Orilla
del tiempo
POEMA
PERRO PARA EMMANUEL LEVINAS
En milimétrico
ejercicio
o precisa ciencia meticulosa
nos habían
despojado
desgajado y
perdido cada día
más hondo más al
hueso
mondos ya de
humanidad restos
sin rescoldo
apenas de aquello
que un tiempo
fuimos y ya era
hueco vacío ni
tan siquiera memoria.
El campo las
alambradas los gritos
muertes la rutina
caminar fiebre
los muertos
seguir el sopor sin descanso
trabajo rutina la
mierda el hambre
las letrinas los
muertos las órdenes el frío.
Todo era vacío
hueco del tiempo
inmóvil
duración de
huesos sin dignidad
ausencia de mí y
de nosotros
sólo durar sin
mirada ni palabra
oración o
blasfemia. La nada
hecha fatiga
sudor temblor
sin nombre ni
voz.
Mas aquella
mañana incierta
del infinito
invierno de bruma y frío
caminábamos al
trabajo por la vereda
que circunda el
campo y fue entonces.
Entonces le vimos
como aparición
tras el desmonte
los ojos fijos
orejas erguidas
cabeza ladeada
jadeante con la
lengua fuera
famélico el rabo
tieso todo costillas
aún más delgado
que el más delgado de nosotros.
Y nos mira con
ojos fijos extáticos
(a nosotros nos
mira que nada éramos
que éramos la
nada o nada más
que carne kosher
de campo
destinada a ser
sólo nada)
Y avanza temeroso
y nos huele
y mueve el rabo y
humanos nos reconoce
y nos reclama
como amos.
Espera protección
amparo y cariño
(y parece tan
perdido)
Así
cada día
acompañándonos al trabajo
corriendo alegre junto
a nosotros
alimentado de las
sobras miserables
de nuestras
miserables sobras
nos dio nombre y
dignidad
palabra y un
rostro
en el que mirar y
ver
no vacío sino los
ojos
perdidos del ser
humano.
Así
un perro sólo un
perro
famélico
escuálido sarnoso
(al menos tan
sarnoso
como el más
escuálido de nosotros)
anuló
para siempre
la meticulosa
ciencia
del verdugo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario