Serge Birault© – Vamp
Nadine
David
Benedicte
MARY
CHRISTMAS
TE redescubriré ayer,
mi dulce Mary Christmas,
en un verso sucio, oblicuo,
desesperanzado.
Seré como uno de esos
soles que,
chincheteados en mitad del cielo
por una brisa niñaniño,
sinalefan sus resacas amarillas,
arcada tras arcada
y al borde menos borde
de un sádico estrambote.
Lo siento.
Lo siento mucho.
Maté, por desamor,
al payaso del McDonald’s.
A partir de entonces soy yo
yo, yo mismo quien engorda
a mis lunáticos mocosos.
Entusiastas, maleducados.
Rosas, grises. Envenenados
por culpa de un McMenú malva.
Oh, Mary Christmas, mi amada:
habitaré en tus entrañas,
omnipresente e inopinado
cual guisante
en medio
de una menestra
de verduras
mustias.
Creí en Ti,
únicamente,
Madre Redentora
de todos mis pecados
que son ramajes
y nubes confundidos
en ese rincón isósceles,
triangulodelasbermudas,
rosetón gótico e incandescente,
que es tu se
xo.
¡Oh, mi Mary!, ¡oh, mi
Christmas!, ¡oh, mi ama!,
ceñida a mi cintura,
tus largos tacones me dejan llagas
que no cicatrizan nunca.
Entretanto,
fiera Mary Christmas,
soberana, madame, señora,
erudita en sadismo, yo te canto:
Pasión. Dolor. Congoja,
Eso es de lo que parto.
Adoro el dolor.
Paladeo el dolor.
Lo disfruto
como una lengua
áspera
que me lame el cuerpo.
Otro golpe.
Esta vez sí,
noto una gota
derramándose
hasta mi boca.
Si tú,
tan fiel a mí como a tu pintauñas,
fueras de nuevo mi calvario,
me estrangularías
en un lavabo de porcelana
con tus rulos puestos
mientras yo,
sí, yo mismo,
sucumbiría calvo de tan serio;
pero espero en vano,
y, banal, sudo.
Hasta anoche te
llamabas Mary Christmas
y hoy eres Catástrofe de Masoquistas.
Tienes que dejar
el pasado
en el pasado.
Los inviernos
te embellecen.
Oye una cosa
terrible,
Mary Christmas:
en tres días seré fusilado
por los latidos
de tu látigo.
Yo mismo
me lo he buscado
Morir, así,
a los 40 años,
¡qué vergüenza!
No hay comentarios:
Publicar un comentario