miércoles, febrero 13, 2013

José Ramos y Matías Escalera Cordero



 Alegorías: Jesús Valle Julián


Poema que trata de la impotencia de la potencia  y de Stalin

José Ramos y Matías Escalera Cordero (en colaboración)


AMOR, ESTA NOCHE HÁBLAME BIEN DE STALIN

La vida del Conde invención
funesta de fracaso y maldad,
que busca incesante la facilidad
ya por placer o por descanso

Con coraje, fuerza y valor
nuestra vida y acciones se ensalzan;
no encoge de pena y dificultad
y los peligros con bravura encara.
F. H.


Amor, si quieres, y no es por joder, o acaso sí es por no joder
o acaso sea porque todo esta noche es una gran mentira
irremediable,
cuando el mundo muestra sus pecados
y la obsolescencia...
 
Háblame bien de Stalin
háblame bien de Stalin porque los viejos han muerto
y eran buenos esos jodidos viejos que lo sobrevivieron
y aún le amaban…

A muchos les tocó sufrir su yugo
y besándole las manos ante su muerte –hablo de Plejanov
por ejemplo– se entregaron a sus garras
como pajaritos fritos comunistas
para que él se los comiera
y el viejo Stalin se sintió insultado y se los comió…

Pero tú no te preocupes
es tarde aún y la perra está preñada
tendremos que ir a ahogar los cachorros dentro de tres meses,
así que tú háblame bien de Stalin…

Háblame bien de Stalin esta noche
porque si nieva serán cerradas las escuelas por falta de calefacción
y Stalin, mira, acabó con los alemanes sin calefacción también
y con los mercados capitalistas de media Alemania
que, como sabes, es mucho decir…

Y no me digas que fuera de la Unión Europea hace frío,
mira cómo nos quemamos a lo bonzo para calentarnos,
impotentes: nuestro frío nos espanta
y es aún más frío que el frío
de fuera…

Ahora, cuando el peligro y el dolor se hacen magníficos,
puedes entender por qué te digo que me hables bien de Stalin
o acabaremos haciendo el mono con los de Marinaleda
y nos hablarán de socialdemocracia hasta que prefiramos suicidarnos
hasta que la tolerancia sea el único
proceso de la muerte…

Si me quieres, amor mío, mándame a un gulag
por dios
mándame antes de que vaya a dilapidar mi finiquito al Eurovegas
antes, por dios, pégame un tiro,
haz lo que haría Stalin…

Ya no importa
las palabras no importan
los poemas no importan
la Literatura es un subproducto ideológico (¿es que no lo ves…?)

Y no te digo nada de la Cultura de la Transición…

Háblame
háblame
háblame bien de Stalin y pasémonos la noche recordando sus hazañas
y sus asesinatos
llamemos Stalin al hijo que no engendraremos
esta noche
así no tendrán ninguna excusa para negarle un no empleo
como si los seis millones de parados se llamasen Stalin
seres de acero al borde del camino haciendo el mono con los de Marinaleda…

O, si no, venderemos nuestros votos,
que el botín sea para todos…

Háblame bien de Stalin esta noche, amor mío, Stalin no votaba por nadie
se limitaba a matar nazis, anarquistas o tibios comunistas
pero no votaba por nadie…

Se dedicaba a construir fábricas y a agrandar espacios para la paz en oriente
y acabó con varios millones, eso sí, no te lo niego, casi tres millones
para ser exactos (no son pocos, no...) pero no votó
nunca por nadie…

Y además fueron requeridos para su Victoria…

Y su Victoria fue solo, contemplada desde la distancia
y el frío
de los trabajadores bonzos que se queman para calentarse
o se suicidan por impotencia,
su Victoria, la de Stalin, amor mío, fue en realidad una venganza…


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