Meditación sobre el arpa: Salvador Dali
Begoña Abad
LA MEDIDA DE MI MADRE
GILANEH
Me voy encorvando hacia la tierra
y sin embargo mantengo la mirada
hacia un cielo siempre negado.
Arrastro mis pies entre el polvo
y sin embargo me sigo descalzando
antes de pisar el suelo que tú pisas.
Me duelen las entrañas de mirarte
y sin embargo mis ojos te buscan
como la única belleza posible
en una tierra de nadie,
en una vida sin nombre,
en un desesperado intento
de que, al menos a ti,
no te llegue el invierno al alma.
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