jueves, noviembre 01, 2012

José Garés Crespo



Arpa Cardinal: Wifredo Lam



Material de derribo

José Garés Crespo


EN CAFARNAUM, CON FLORENCI CLAVÉ
«Somos dos para el campo y el ensueño
y dos en la canción siempre de vuelta».
L. F. Vivanco

Un día dejamos la metafísica,
los colores y el versículo
y envueltos con la verdad de la calle,
nos sumamos a un largo camino que venía de lejos.
Con una antología de inhibiciones
dormimos en la estancia abierta, aquélla donde,
si nos excluíamos, nos condenábamos.
Ecuménico fue el trasunto de nuestra vida
y convivimos con la luz indolente,
joven y apiñada, saboreando la corteza
de la miel del linaje y buscando
nuevos hogares para amasar el pan.
Pero cuando llegó la muchacha,
Aldebarán ya era viejo y apenas pudimos
gozar el cálido aliento de los dulces abiertos,
y envolviste a Mondrián en un cómic.
Tal vez fuimos como el fuego que alumbra
y no calienta, o puede que, como la roja lumbre,
terminamos en plano y gris.
Hijos de nuestra tierra y nuestro tiempo,
nos apareamos, como las hetairas de Roque Dalton
y su intenso azul.
¿Cómo decir que la vida pudo ser un malentendido
si clausuramos tantas penas como puertas abrimos?
No, no se excedió la utopía,
pero hubo que trenzar los silencios
de la otra historia de dios y su manera de morir.
Ahora, que ya nada será una cosa
y la contraria, qué más da saber,
que el camino venía de Cafarnaúm.


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