Solo de un trazo
marrón: Frantisek Kupka
Begoña
Abad
LA
MEDIDA DE MI MADRE
Recuerda, de su
infancia,
el grito
destemplado del mal vino
las silenciosas
lágrimas
de otra como ella
pero peinando canas
desde la cuna.
Avanza un tramo
más.
Recuerda, de su
recién estrenada
libertad
condicional,
el silencio voraz
de las noches en
vela
porque nunca era lo
bastante perfecta
para un reino de
papel.
Avanza un tramo
más.
Despierta, de
repente,
en mitad de un
fangal
de arenas movedizas
donde crió verdades
para sujetar
esperanzas
y, de bruces,
viene a reconocer
que la historia se
repite
y ella, de nuevo,
está en el bando de
los perdedores.
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