Infancia dulce, paisajes tristes: Pedro
Fernandez Cuesta
CARTAS DE AMOR DE UN COMUNISTA
Isabel Pérez Montalbán
CONTRA LA DESMEMORIA Y LA INDIFERENCIA POLÍTICAS
Aprendre
que, si un
infant mata, la meva mà
no és massa
estranya.
Lluís Llach.
Aprendre
INFANCIA
Conocí mi
infancia muy tarde,
cuando no me
quedaba
más que el febril
deseo
de recordarla o
de inventarme
mis hogares, la
inclusa,
los sucesos y mis
orígenes
felices, si
existieron. O la pena
transida,
sepultada en lo
estéril.
Perdido casi
todo. Canciones escolares,
mi gusto por los
mapas,
el sabor de las
moras blancas,
las primeras
lecturas, la lana de los
lechos
y el trajecito de
domingo
cuando había
visita al manicomio.
Perdido casi
todo,
supe que existió
como se recibe
un golpe
inesperado, con dolor,
sabiendo que era
ya irrecuperable.
La perdí muchas
veces, me imagino.
Cuando cambiaba
en los recreos
mi bocadillo de
queso y jamón
por los de
mortadela que traía
un compañero,
pobre y bizco.
O aquel día en
que vi alejarse
los ojos del amor
desde la ventanilla
de un tren con
recorrido norte-sur.
Supe que fue
verdad mi niñez cuando
aprendí a
controlar la angustia por
los
piojos.
1 comentario:
Unos versos diseminados en la infancia de muchos de nosotros, con piojos, bocadillos de lechec condensada y cola-cao, juegos én la calle, y angustias compartidas.
Muy bueno. Gracias por compartir,
Besos, Ann@
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