Enramado nostálgico, A. M. i F.
LA MEDIDA DE MI MADRE
Begoña Abad
Vendió las puertas
y se quedó con el espacio.
El espacio nunca tiene puertas,
se adapta al continente
del tiempo y la memoria.
En él nos cabe todo.
Se vuelve a revivir el membrillo
que ya no existe,
la madreselva que vino y se fue.
El ruido del arroyo que se secó,
la risa de los niños
que aprendieron a llorar
colgándose los sueños a la espalda.
Las fresas silvestres que descubrimos,
una tarde tumbados en la hierba,
cuando la mano delicada
avanzó distraída
hacia otra mano firme
que ya contenía dentro
nuestro propio corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario