jueves, mayo 29, 2014

José Garés Crespo



El beso: Max Ernst


José Garés Crespo

MATERIAL
DE DERRIBO


PARADOJAS DEL INFINITO VACÍO

«Escribo, hermano mío de un tiempo venidero,
sobre cuanto estamos a punto de no ser,
sobre la fe sombría que nos lleva.»
José Ángel Valente

El recurso del canto torturado,
el cuerpo, ajeno por sobrevivido
en la indecible armonía acogida,
vuelve a ser silencio, imposible signo
extraño. Quisiste, con un abrazo,
vivir, desechada la pretensión,
más allá de donde todo amanece.
Fue imposible conocer de tu ausencia
sin aprender a rodearme, ajeno
y sin armonía, de los espacios
que nos promueven el golpe de luz,
como cuando se aleja tu mirada
sosegada y morena, recordándome
el hábito de múltiples amantes,
el sereno susurro de tus muslos.
A fin de cuentas, igual que las nubes
amantes y ajenas, hasta llegar
a la fatiga donde nace el equilibrio
y su luz abre nítidos colores,
eres solo lo que queda de vuelta.
Y así, qué pena saber que la noche,
ni las galaxias, ni la curva luz,
ni los campos santos, son infinitos.
¿Cómo y quién sabrá, pues, de nuestro amor?


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