La Conversación: Henri Emile Benoit Matisse
Matías
Escalera Cordero
Pero
no islas
poesía
de un hombre corriente desilusionado
Infanticidio
Cállate
hija
Ya lo sé:
son doce horas
Ya sé que
nuestros días van de la noche
A la noche
(bien que lo sé: déjame que acabe este
último cigarro)
No es
preciso que me lo recuerdes con tu llanto
Cállate
hija ya lo sé: doce horas pesan sobre el alma
De un niño
(y sobre la de un hombre también: hija
calla
calla) Lo sé bien
Lo sé bien
pero déjame que apure este cigarro
No es mía
toda la culpa
De que
nuestros días vayan de la noche a la noche
Que sean
en realidad la noche
Sólo hija
esta calada: no llores más…
El último
cigarro (no llores: hija lo sé)
Doce horas
entre cuatro paredes y doce metros cuadrados
Y el aire
viciado (y las sonrisas fenicias: cuando te repiten
pero ya sabe los servicios extra se
pagan extra)
No llores
hija mira ya es la última
Quédate
ahí
No te
abalances contra el abismo (es sólo una escalera: lo sé)
El abismo
Ayer no
tuve yo la culpa créeme fue la noche
Que me
engulló y me atrajo hacia sí (literalmente me embebió: hija)
Me embebió
hija no llores ha sido duro el día
Y la
oscuridad nos ha tragado (una vez más: no te das cuenta)
La noche
Otra vez
No te
acerques al último peldaño te espera (nos espera)
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