miércoles, noviembre 06, 2013

Antonio Crespo Massieu



Zorik Istomin©



Antonio Crespo Massieu

Orilla del tiempo                                       

“Allí residirá tu corazón como un huésped ausente”
Juan Carlos Mestre
           
Recoge tu amor huésped de las sombras
como el horizonte acuna la nostalgia.
Y recuerda siempre el origen del viaje
las blancas velas tendidas al amanecer
y el asombro infinito del grumete.
Fiel al origen nunca pierdas
la primera mañana del mundo.
Recoge tu amor y no lo avergüences
con la traición del olvido. La luz
del regreso guíe siempre tus pasos.
Y vencido por los años no olvides
nunca los ojos encendidos del primer
asombro al izar las cansadas velas.
           


Hagas lo que hagas ámalo con pasión
con la terca fidelidad del asombro repetido
y así nunca te será arrebatado.
Ama tu infancia
perdida fábula de fuentes
y las cosas los objetos,
donde dejaste tu huella
Ama tu tierra el paisaje heredado.
Ama todo lo que fuiste
lo que un día amaste
cada minúscula partícula de tu historia
y no olvides jamás.
Pues en el olvido yace la muerte
y por amar la vida vives el sueño
de lo ya vivido o apenas soñado.


Ama con pasión cada minuto de tu vida
el milagro repetido del instante
con los ojos inmensos del primer asombro
Tal como amaste cuando eras niño
grumete de navegaciones imposibles.
Pues no es nostalgia sino amor
lo que te empuja frágil presente
eterno ya : perenne fábula de fuentes.
           


Recoge con la mirada y el pensamiento
los objetos y déjalos descansar
ocupando su sitio exacto en la memoria
para siempre dispuestos compartidos
hermosamente inútiles rescatados
del desastre del olvido.
Déjalos descansar en la alacena
del tiempo vivido en el viejo aparador
de las horas familiares.
Y no olvides ni un sólo rostro
ni un cántaro de barro fresco
ni un gesto irrepetible de cariño
ni un absurdo cachivache de cristal
de bronce o porcelana.
No olvides el amanecer en el campo
ni las noches de verbena en la gran ciudad
nunca olvides el milagro de la música
o la ropa recién planchada bendecida
ritualmente plegada en risas compartidas.
Rescata la serena quietud del comedor
al caer la tarde y la caricia necesaria
las risas jubilosas y la hiriente melancolía
que nos abrazaba en el silencio
y nos confundía con la desnuda belleza
que queríamos nuestra para siempre.

Recoge tu amor huésped de las sombras
nunca traiciones la primera mañana del mundo
pues todo lo que tanto has amado
lo que quisiste con la arrebatada pasión
de los sueños intactos ya nunca
te será arrebatado.


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