Bombardeo: Enrique Climent
Del libro:
LA MEDIDA DE MI MADRE
Begoña Abad
Salió
como pudo, a rastras.
Tosió,
se sacudió la ropa.
Miró
alrededor.
Se
limpió las pestañas del polvo.
Se
limpió la lágrima.
Se
olvidó de mirar atrás
donde
estaban ellos.
Se
palpó la cabeza
para
saberse vivo,
la
rodilla con un corte
no
tan profundo como el del alma.
En
las manos, aún,
conservaba
la tiza
con
la que antes
había
dibujado un barco
al
borde de una playa.
Miró
alrededor
buscando
una pared en pie
para
seguir dibujando el puente.
En
medio de la nada lisa
sólo
encontró aquella superficie
y
escribió su nombre
y el
de su hermano
en el
vientre de un obús.
2 comentarios:
Qué increíble mujer. Como sabes estamos en Xirivella Aparaulada leyendo su obra y estamos todos, los que la conocimos y los que no alucinando ante tanta sencillez y claridad. Gracias por traerla de alguna manera a este tu templo de cultura y lucha. Un abrazo querido Antonio.
Amigos,
Impresionante poema de tintes atroces: un guerra. Un horror y légrimas en los ojos.
Terror y futuro para dibujar el puente que falta, aquel te te llevará a la paz.
Es una composición grandiosa. Tu elección -como siempre- es magistral. Gracias amigos,
Ann@ Genovés
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