Fantasía: Alexandre de Riquer
Material de derribo
José Garés Crespo
EL DESVÁN DE HERÁCLITO Y LOS CUATRO ELEMENTOS
«Los cuatro elementos primarios
dan forma a mi existir:
Un cuerpo sometido al tiempo,
siempre ansioso de ti.»
Luis Cernuda
Azul cobalto y verde olivo,
nacidos del fuego de tus manos,
de la maldición de ausencias,
del mar que nos une,
del placer del dolor consentido, velos cíngaros,
noches morunas, ánforas, caracolas
y el solano por venir que persiste
como tierra apremiante, diversa, testimonial.
Mujer excesiva. Mágicos tus ojos,
espejos del eclipse de tus carnes solícitas
de rebelde lujuria, me guían certeros
hasta el apátrida reverso y al trasluz
se deslizan, se pierden inauditos
en la parquedad de tu vello,
en la beligerancia de tu vestido.
Arco lunar me recuerdas,
pero adolescente y moreno de dolor.
Tus manos sujetan mis mejillas
y me elevan hasta tu boca,
pero tu voz me devuelve a tu pubis y tu aroma
al seno de la tribu, a las noches revueltas
por la estrella y el amaranto de los tiempos.
Alfarera de sueños y esperanzas,
de pupilas asombradas, siempre emergentes,
orilla de los faros del desorden nocturno.
Azul cobalto y verde olivo, colores que nos llevan,
fugitivos, a la frontera de tu talle sereno,
mientras la orfebrería de tu blusa,
hace carnal el poema
y convierte en comunión la proximidad.
Me pierdo, sí, me pierdo, a mi pesar,
en tu recuerdo y su futuro,
amagando señales de que sigo vivo
desde hace tiempo,
en el sorprendido desorden .
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