Mutilado de Guerra: Rafael Canogar
Antonio Martínez i Ferrer
El terror legalizado
El amigo de la mirada larga tendía su mano a solas con sus palabras, entre el rumor de los foros infectados de pasos que andan sin destino, y rumores de palabras sin diccionario, allí la escarcha residual de los silencios construye las bombas de las depredadoras liberaciones, autorizadas por triplicado en la ventanilla especializada para el expolio, con todos los sellos y firmas apropiados, hambrienta de exterminios en nombre de no sé qué vida, siguen destruyendo por un progreso de escombros esa pequeña paz que, con la mano tendida pide el desconocido amigo en aquella esquina de parlamentos, donde se incuban los presupuestos de la destrucción, lugar en donde los plenos y los recesos recitan versos apocalípticos de bombas para la consumación de su extraña paz, y hora tras hora insistentemente seguía pidiendo, el buen amigo, una pequeña paz, ante la indiferencia de camisas blancas y cuellos limpios, apóstoles de la libertad de los silencios, apóstoles del progreso de los escombro, predicadores de la sociedad de los mercados, una pequeña paz limpia del terror que se oficia desde las catedrales de la legalidad, tan solo una pequeña paz seguía pidiendo antes de ser aplastado por el inhumano poder de la legalidad vigente.
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