Mujer jugando con perro:
Pablo Ruiz Picasso
Antonio Crespo Massieu
Orilla del tiempo
POEMA PERRO PARA EMMANUEL LEVINAS
En milimétrico
ejercicio
o precisa ciencia meticulosa
nos habían despojado
desgajado y perdido
cada día
más hondo más al
hueso
mondos ya de
humanidad restos
sin rescoldo apenas
de aquello
que un tiempo fuimos
y ya era
hueco vacío ni tan
siquiera memoria.
El campo las
alambradas los gritos
muertes la rutina
caminar fiebre
los muertos seguir
el sopor sin descanso
trabajo rutina la
mierda el hambre
las letrinas los
muertos las órdenes el frío.
Todo era vacío
hueco del tiempo
inmóvil
duración de huesos
sin dignidad
ausencia de mí y de
nosotros
sólo durar sin
mirada ni palabra
oración o blasfemia.
La nada
hecha fatiga sudor
temblor
sin nombre ni voz.
Mas aquella mañana
incierta
del infinito
invierno de bruma y frío
caminábamos al
trabajo por la vereda
que circunda el
campo y fue entonces.
Entonces le vimos
como aparición
tras el desmonte los
ojos fijos
orejas erguidas
cabeza ladeada
jadeante con la
lengua fuera
famélico el rabo
tieso todo costillas
aún más delgado que
el más delgado de nosotros.
Y nos mira con ojos
fijos extáticos
(a nosotros nos mira
que nada éramos
que éramos la nada o
nada más
que carne kosher de
campo
destinada a ser sólo
nada)
Y avanza temeroso y
nos huele
y mueve el rabo y
humanos nos reconoce
y nos reclama como
amos.
Espera protección
amparo y cariño
(y parece tan
perdido)
Así
cada día
acompañándonos al trabajo
corriendo alegre
junto a nosotros
alimentado de las
sobras miserables
de nuestras
miserables sobras
nos dio nombre y
dignidad
palabra y un rostro
en el que mirar y
ver
no vacío sino los
ojos
perdidos del ser
humano.
Así
un perro sólo un
perro
famélico escuálido
sarnoso
(al menos tan
sarnoso
como el más
escuálido de nosotros)
anuló
para siempre
la meticulosa
ciencia
del verdugo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario