El emigrante: Georges Braque
Anotaciones en el margen
Arturo Borra
Los barcos
Te espantan los barcos/ la fuga del desierto en busca de un oasis.
Tu lengua no duda en tachar mis pies.
Pero ¿qué sabés de la partida/ de permanecer
partido?
Hay una sombra que quiere emanciparse de su ingravidez.
No hay retinas en las que mirarse: sólo la protesta al resguardo del frío -mis huesos¡ arriesgados en una luz incierta.
Te espantan mis barcos. (Pero ¿cuántas veces yacer fue lealtad al sacrificio?)
Y ahora sacudís afrentas/ ante el abatimiento.
¿Desde cuándo el hundimiento es dignidad/ puja de otra respiración/ pasión bien habida? ¿Cuándo quedarse fue quebrar los círculos sobrevivientes?
¿Cuándo querer acariciar el alba se hizo claudicación?
Si la moneda corriente de la renuncia se acuña en todas las regiones!
¿Qué sabés lo que es estrellarse contra el viento/ disolverse en la distancia/ cuando lo propio no es más que referencia que nos suelta la mano?
¿Qué sabés del rumor de la lejanía en las venas/ la vida vivida entre dos partes?
Si cada día regresa la hambruna de besos/ mientras protestan las extremidades en su ayuno. Si/ cada día las legiones harapientas enflaquecen con albaceas que nutren sus cuentas/ si cada día un bisturí disecciona otro cadáver y los chorros se hacen moscas que asedian la esquina mirando las Nike en la vitrina.
Si cada vez duelen los niños/ la aridez de la tierra/ las calles deshilachadas.
Si
ya no hay más
lugar.
Y aunque no perdonen/ inventaré otro barco –¿para navegar mirando el cielo?
Alzaré el egoísmo de no querer ser más ruina calculada y otra vez decidir cuándo y cómo llorar/ las distancias.
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