Cabeza anónima: Alexandro
amonal y otros poemas
ENRIQUE FALCÓN
SU MAJESTAD
Le contaron del país que no alcanza a llover
y el miedo se desborda de nueces y gaviotas,
pero saben los grillos –los que leen los diarios–
que su sed infantil le cercena los dientes
se los tiende anchamente por un sueño de almendros.
Vive en su trono de rey y de triste mascota
su sonrisa demócrata
con sus relojes de imbécil y nena en peligro
su majestad el whisky
sólo queda que recuerde un poco.
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