El sol herido: Alejandro Xul Solar
OVEJAS ESQUILADAS,
QUE TEMBLABAN DE FRÍO
GÚS
BONILLA
RUNRÚN
si había una noche fría
-como las de antes-
la señora siempreluto
los acurrucaba junto a sus
tetas
luego, les sentaba a cada uno
sobre
sus rodillas
y con esa vocecilla que tienen
las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas
de antes-
con voz de antes
empezaba a hablarles de
aquellos niños
que no tenían padres con los
bolsillos repletos de monedas
de aquellos niños
que jugaban con el aro de
metal de un barril de tocino
y hablaba
de que a aquellos niños
les sonaban las tripas y que
el juego
obedecía a la imaginación
y que los niños crecieron
y que ya no había suposiciones
ni juegos para olvidarse de
comer
y que aun así había que seguir
en pie…
…y que ya era hora de dormir
porque no había más que
contar.
la abuela tenía miedo a trastornarles el sueño
y cuando tenía la certeza de
que estaban dormiditos,
ensimismada,
y con un runrún
y con esa vocecilla que tienen
las antiguas,
las de antes,
-porque así eran las abuelas
de antes-
con voz de antes. seguía:
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los
cementerios
la historia es como sigue...
sólo doblaron las rodillas
en los últimos espasmos de la
nuca
al posterior disparo.
uno
al pie de la cuneta
otros
a la orilla de la playa
muchos más
en la soledad de un descampado
y tantos otros
por las tapias traseras de los
cementerios.
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