Abedules: Rafael López Blázquez
Material de derribo
José Garés Crespo
HACE TIEMPO QUE TE ESPERABA... –DIJO MARLOWE
«Levantó los ojos hacia las estrellas y las estrellas
admiradas por tanta belleza perdieron pie
y rodaron por sus mejillas donde con envidia
las he visto oscurecerse».
Ben Al-Labbana
Tan liviana como imprescindible,
ni cerca ni lejos, ni mar ni cielo,
mujer de mil deseos, aún dormida,
contrafuego del sexo blanco,
llegas desde el placer de la palabra,
como la sal mineral sobre el fuego,
huyendo hacia mis brazos,
como el alba en la noche, disuelta y cautiva,
como el beso de la joven madre viuda.
Perdidos los horizontes,
te acomodaste sobre mi tiempo y en mi espacio,
serenaste los espejos, encendiste las vueltas
y al conjuro de tu sonrisa, religiosa y pagana,
abrimos el insomnio de las rosas negras,
me tomaste y quebraste la queja del viento,
huésped del gozo cansado de los sueños.
Un sortilegio del presagio fuiste.
Olvidado de tu piel, aturdidos tus tempranos
quiebros, me desplacé discreto
como la arena disuelta y cautiva,
enamorado del origen de tu vientre,
de tu largo mirar café,
de tus alargados deseos adolescentes.
Y aún reclamo la indulgencia de tus pechos,
tus aturdidos amaneceres,
la blanca constelación huidiza
del perfil de tus ojos fronterizos,
el gozo de tu sometida carne,
hasta tapiar los mares.
Y te espero, desnuda y sin raíces
sobre el lecho del río de la ruina y su parpadeo,
fraguada en los recelos y las distancias,
oliendo a manzana verde.
Y te amo porque miro donde todos miran
y veo lo que nadie ve.
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