lunes, julio 12, 2010

Verano: Edward Hopper


La alambrada de mi boca
Ana Pérez Cañamares



Hija, si en algún momento,
mientras estás ocupada en crecer
-dura y lícita tarea-
puedes mirarme a los ojos
hazlo.

No te dejes las preguntas
para cuando sea la misma voz
la que cuestione y la que responda.

Mira que en esta familia
tenemos la dolorosa costumbre
de conocernos mejor de muertos.

3 comentarios:

Mónica Angelino dijo...

Fuertísimo poema y no por eso, menos real. Sucede.

Besos, Anaaaaaaaa!

Ana Pérez Cañamares dijo...

Muchas gracias, Antonio y Mónica.

Ana Pérez Cañamares dijo...

Muchas gracias a Antonio y a Mónica.