CARTAS DE AMOR DE UN COMUNISTA
Isabel Pérez Montalbán
MANIFIESTO
Y ya que no he completar la Historia, movilizar ejércitos, perpetuar monumentos o convocar odiseas –nunca cruzadas, amor–, déjame anidar fracasos en tu vientre, como un estratega de la nieve que conduce trineos sin desvíos, agradecido a los suburbios que le prestaron su fortaleza para vencer a los icebergs.
Porque no queda sino este desalojo anónimo –manifiesto del hielo–, déjame convencerte de las rocas acumuladas, de las rosas que atrapé en los libros quemados por la furia.
Noche del 28 de octubre de 1982.
Elecciones generales. Triunfo socialista.
CLASES SOCIALES
Los pobres son príncipes que tienen que reconquistar su reino.
Agustín Díaz-Yanes. Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto.
Con seis años, mi padre trabajaba
de primavera a primavera.
De sol a sol cuidaba de animales.
El capataz lo ataba de una cuerda
para que no se perdiera en las zanjas,
en las ramas de olivo, en los arroyos,
en la escarcha invernal de los barrancos.
Ya cuando oscurecía, sin esfuerzo,
tiraba de él, lo regresaba níveo,
amoratado, con temblores
y ampollas en las manos,
y alguna enredadera de abandono
en las paredes quebradizas
de sus pulmones rosas
y su pequeño corazón.
En sus últimos años volvía a ser un niño:
se acordaba del frío proletario,
porque era ya substancia de sus huesos,
del aroma de salvia, del primer cine mudo
y del pan con aceite que le daban al ángelus,
en la hora de las falsas proteínas.
Pero su señorito, que era bueno,
con sus botas de piel y sus guantes de lluvia,
una vez lo llevó, en coche de caballos,
al médico. Le falla la memoria
del viaje: lo sacaron del cortijo sin pulso,
tenía más de cuarenta de fiebre
y había estado a punto de morirse,
con seis años, mi padre, de aquella pulmonía.
Con seis años, mi padre.
Mayo de 1997, mes y año de su muerte. Nadie estudiará esta fecha.
Hoy comienzo a subir poemas de Isabel Pérez Montalbán, su poesía se puede analizar profusamente tanto desde su lenguaje directo y ordenado pasando por una rigurosa sintaxis y un lirismo emotivo y personal intenso. Pero la poesía contiene en su esencia la belleza y la fuerza necesaria para que no precise de palabras ajenas para darse a entender, -con ello no excluyo profundos estudios académicos alrededor de sus formas y contenido-. Solo quiero dejar constancia que la poesía es un vehiculo que trasmite los sentimientos del autor al lector a trabes de emociones no cuantificables.
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