Matías Escalera Cordero

Crecimiento cromático estático-dinámico: Paul Klee

PERO NO ISLAS

poesía de un hombre corriente desilusionado

Matías Escalera Cordero

CÓMO SUFRE UN MESÍAS

Escarba en la llaga (te digo: sin compasión ya: agotada)

Toma tu visa oro y escarba en el costado (rebaña bien

agua: carne: sangre)

Y si aún dudas mete tu mano: tu antebrazo: tu brazo

Entero hasta el hombro

Asegúrate (para siempre: ya) del dolor

De la sangre: de la muerte que avanza

Y me vence (vencido desde el principio: vencido

por esta llaga y por el plástico que lacera las entrañas de esta apuesta

insensata por la compasión y la fatiga)

Rebusca –ahonda– el dolor insufrible

La pena cósmica

De una derrota cósmica también (desde el principio vencido

por el plástico y el oro)

Qué muerte tan inútil (tan sinsentido: y qué soledad

también)

Por eso te digo (no me importa: rendido como estoy

sometido al dolor y a la tortura: varón de varones) escarba y comprueba

Si la llaga es auténtica (son tiempos difíciles: como todos los tiempos

ni más ni menos) Por eso mete la mano y escarba

Notarás –eso sí– estremecerse el pulmón magullado (desde antes del tiempo

contraído por el ahogo

y la angustia de una sospecha –apenas presentida– que se cumple)

Aprieta (te digo: y remueve sangre: carne: agua) Hunde el antebrazo: y el brazo

Antes de tomar el autobús cuarenta y dos

Antes de decidir el menú

Antes del primer chiste de la mañana

Antes del primer contratiempo (de la primera mirada)

Antes de contestar esa pregunta

Y de la primera huida (de sentarte: y dar la espalda)

Y decidir no hacer nada que ponga en peligro nada

Antes –en fin– de sacar de tu bolsillo la moneda que equilibrará el mundo

Con su danza

Antes de que caiga y todo se esfume (también la memoria de lo innegable)

Definitivamente (aprieta: te digo)

Que la congoja insoportable

Me transporte –y te transporte– al inicio (justo antes del dolor

y de la llaga) Antes del plástico y del oro: de la sangre: de la carne: del agua

Para que veas cómo sufre un mesías (aprieta: no te desvíes)

Adelanta –por mí– el fin