sábado, febrero 19, 2011

La ciudad

Window on the City: Robert Delaunay

Empire Eleison
Uberto Stabile

II
Kyrie Eleison

"El desierto materializa la ausencia del deseo. Este sigue poseyendo una pesada
naturaleza; en Europa vivimos de sus restos y de los de una cultura crítica agonizante.
Aquí las ciudades son desiertos móviles. Ningún momento, ninguna historia: sólo la
exáltación de los desiertos móviles y la simulación"
JEAN BAUDRILLARD

Golpes! Golpes! Golpes!
Desde las blancas montañas de Asia
escuchamos el vacío de tus ciudades,
escuchamos el silencioso Mantra
de tus dos millones de budistas
compartiendo el opio y el haschisch
en desoladas estaciones de metro.

Vimos en los nocturnos callejones de tus capitales
el gérmen nómada de un bestiario
metropolitano y sexual que esperaba impaciente
golpear su cuerpo contra la ira
de los pobres y tu gloria,
acorralados, moribundos
en pequeñas gasolineras de carretera
esperando el paso de los ferrocarriles
mientras santones,
mendigos y vagabundos
escriben sus beatíficos versos
en tablas de carbón frío
sobre húmedos cuadernos
de sabiduría callejera.

No tienen divinidades, ni café, ni drogas,
ni estrictos principios,
sólo deseos,
deseos de vivirlo todo nuevamente
sin más concesiones al orden,
prescindiendo de la seguridad
de una Tierra Prometida,
apostando y volviendo a jugar
bajo el signo primitivo del riesgo,
bajo el frenético ritmo de la indigencia.

Miseria de un nuevo Renacimiento
que nace en el estómago de las ciudades
y sacude kilómetros de pobreza
en delirante turbulencia.

Miseria acuratelada en los subterráneos de la Miseria,
viendo agonizar sus vidas mientras golpean con hambre puños y sexos
sus detrazados vientres contra el seno
de la Gran Vestal de Occidente,capitales de ríos y museos, sacrílegos templos
de la especulación meridional,
kamikaces nocturnos
lanzados contra el tiempo & espacio
suicidas de una triste Historia
de la Humanidad.

Europa, tus nuevos hijos te idolatran
se arrastran bajo una sombra
de sangre milenaria
y no es el momento de componer
amables versos en pro de la paz
y del silencio,
críticos y profetas del Nuevo Orden,
acostumbrados a justificar los errores,
no es el momento de escribir
magistrales tesis doctorales
en la dudosa claridad de las universidades
y la sabiduría
de tus enciclopedias eléctricas,
ni de sonreir tras el culto a la belleza
enarbolando gloriosas banderas
y victorias.

No es el momento de rememorar
viejos héroes y caudillos en libros
para la eternidad de los cementerios
y el gran público,
libros de ciencia y poesía concreta,
lánguidos y cómodos patriarcas
enarbolando apocalípticas discusiones
en cafés y refugios
contra el cáncer, la carrera nuclear
y la pequeña delincuencia.

En el Oráculo el fuego se apaga
y no es el mejor momento
para amortiguar con manos vacías
la oscura marcha hacia Jerusalén
y los mártires del desierto,
ni de susurrar las contradicciones
al oído de los amantes,
venerados en habitaciones muertas
de sueños enfermizos,
amantes de sal, temerosos de la Vida.

No es momento de menospreciar
la loca sensibilidad
de os irreverentes pasajeros del alma.
pasajeros anónimos y subterráneos
inocentes dédalos capaces de afrontar
sin miedo los fantasmas
del progreso y la imaginación.
Ulrike Meinhoff
¿Quién tiene limpias las manos,
quién no ha desnudado la verdad
sin antes haberla negado?

Después de seguir a Dante
en el infierno europeo,
después de sofocar el terror
en el bullicio de los supermercados,
pueden lanzar guirnaldas las doncellas
y dejar partir la nave,
porque no es el momento Europa
de moderarse bajo el espectro
del teatro ni de la historia,
no es el momento de cultivar el ejemplo
de los cardenales del Arte
ni de renocer la autoridad
ni la famélica fortuna
de una Ciencia grande y tristemente inútil.

No es e momento de colgar en la pared
el íntimo recuerdo
de un amor deshauciado,
vendiéndole cada noche una lágrima,
ni es el momento de cerrar
la puerta a las caricias,
a la ternura de quienes se alzan
en la distancia.

Bajo la cripta de deseo no caben
palabras endebles y vacilantes,
es necesario que los sentidos afloren,
que cada gesto,
cada consciente acto resuene enérgico
en la oscura bóveda de los prejuicios
y el pudor.

No es el momento
de nuevas Convenciones
ni de pactos fríos con la Guerra.

Europa
es hora de un nuevo Renacimiento
lúcido y visionario,
un Renacimiento nacido de la miseria
de la ansiedad,
una ansiedad largo tiempo contenida
en tu castrante historia de Moral y Belleza,
la ansiedad de comulgar
con la salvaje filosofía
de tus abandonados hijos de Mayo,
desnudos bajo un Ciorán impasible,
encomendados a Dios
por Pier Paolo Pasolini.

Desde los desiertos de Almería
a los comlejos industriales de Frankfurt,
desde los diccionarios de cibernética
a la desobedencia civil,
donde la sangre no se derrame
ni los ríos se detengan,
reclama la vida
su territorio más digno.

Porque de tu larga noche Europa
nacerá el hijo que abra heridas
el que no cierra los ojos ni descansa,
la bestia sórdida y cruel
que jamás llegaste a sofocar,
aquel que recogerá las cenizas del odio
y los retorcidos espolones
de tus águilas muertas
aquel que dividirá uniendo,
el diabólico ángel engendrado
en tus oscuras cuencas
en tus Balcanes,
el que dibujará fronteras de sangre
en tu mortecina piel,
el hijo de todos tus miedos
el Tirano que acabaá por encender
la Rabia.

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