viernes, enero 07, 2011

Enterrar y callar: Francisco de Goya y Lucientes


Utopistas y Desutópatas

ÁNGEL CALLE


El poder controla los ruidos.

El llanto del camión de la basura
no nos deja oír las palas que se relamen
con un nuevo entierro.

El telediario presenta
sus últimos spots publicitarios.

Un niño se relame también y suspira
pensando en la tuneladora
que le traerá el papá Noel
del supermercado de enfrente.

Se aconseja reciclar la basura y el consumo
y colocarse tapones en los oídos
para que las palas, los niños y las imágenes
puedan encomendarse a sus tareas
ser útiles y utilizables en este mundo.

No se oyen disparos.

Nadie escucha los disparos.

Sube el volumen de los consabidos entierros.

1 comentario:

Joel Dhante dijo...

Nunca le gustó el sonido de su propio corazón.
Por la noche, cuando su oreja se doblaba contra la almohada, el implacable ritmo cardíaco le recordaba la levedad de su miserable existencia.
Mientras, en la casa de al lado, una mujer envenenaba a su marido con zumo de adelfas.